La ingravidez, la libertad de movimiento, la elegancia, la fascinación, vivir el momento de manera mucho más intensa como apneísta, el estado meditativo, sentirse a sí mismo, controlar activamente su actividad mental, dar un rendimiento en estado relajado que uno no creía posible… éstas son las respuestas que dan muchos apneístas.
Una sesión de buceo comienza con ejercicios de relajación. Cada inmersión se prepara con técnicas de relajación y ejercicios de respiración. Y finalmente nos „adentramos“ en el agua. Disfrutamos de la ingravidez en el profundo azul y vivimos el instante con gran intensidad. Todo ello pone el cuerpo, la mente y el alma en un estado muy agradable y sosegado. Sí, probablemente sea por la presencia destacada de la respiración y del cuerpo así como por la ocupación intensa y consciente de los mismos, combinada con la paz y la calma. La mayoría de las veces, las bonitas vivencias en la naturaleza redondean nuestra sesión de buceo.