Peligroso es todo aquello que es impredecible y que entraña un alto riesgo de lesiones. ¡Esto no es el caso en el buceo con aire propio, tal y como nosotros lo practicamos! Naturalmente, la apnea es un deporte, y en los deportes uno se puede hacer daño. Es así. A veces pueden doler los oídos o se puede sufrir una leve hipotermia por disfrutar y permanecer demasiado tiempo en el agua. Sé de lesiones graves únicamente en el buceo extremo, ¡y a eso no nos dedicamos!
En los medios de comunicación, por desgracia la apnea casi siempre se trata como un deporte extremo. Está claro que las acciones que suscitan mayor sensacionalismo son aquellas en las que sigue existiendo un riesgo residual incalculable hasta para los mejores atletas. Así a menudo se da la falsa impresión de que los apneístas son unos „adictos al peligro“ y unos kamikazes submarinos completamente idos. En realidad, son unos pocos los que llevan este deporte al límite, como en cualquier otro deporte, al igual que entre miles de millones de conductores automovilísticos sólo dos docenas corren a 300 km/h en circuitos. Y en el alpinismo, solamente unos pocos alpinistas sacan un gozo de expediciones peligrosas más allá de los 8.000 metros.
La apnea es un deporte de muy bajo riesgo de lesiones si se respetan las normas de seguridad, se bucea dentro de los propios límites y siempre acompañado de al menos otro buceador.